
A ti, que de ser en casi todo el último, eres ahora el primero. A ti, cuyos movimientos rápidos y nerviosos es un placer sentarse a ver. A ti en quien el alcohol hace graciosos estragos. A ti, cuya presencia se extraña cuando pasas mucho tiempo lejos de mí. A ti, que secundas todos mis planes mal hechos con el mayor agrado. A ti, que teniendo por derecho la autoridad de decirme todo lo mal que voy por la vida solo te preocupa que me divierta, aunque sea a costas de otros y temas que quizás, alguna vez, también a costa de ti sea. A ti, que estas exhausto de ayudar a todos pero seguirás haciéndolo. A ti, que en otra vida fuiste el mejor actor porno y te quedaste con los diálogos. A ti, que eres precavido hasta tambalear en el miedo. A ti, que definitivamente te has quedado conmigo en las buenas y en las malas. A ti, que te diviertes con todas las estupideces que soy capaz de decir por segundo. A ti, si, a ti, el del tic en la pierna. A ti, que eres perfecto subiéndome el ego. A ti, que eres perfecto en tantos modos… a ti te escribo.
Todo hay que reconocerlo, lo bueno y lo malo. Y después de tanto y después de escribir sobre tantos, es justo que le escriba al único que me ha escogido siempre. Esto trata de la importancia que tienes para mí, de la forma en que afectas mi vida por eso el tono egocéntrico. Prometo que cuando mueras leeré un lindo discurso sencillo que solo hable de tus virtudes y tu trato con el resto de los mortales. Lo que si debo decir es que no existe en toda la cristiandad sonrisa más dulce que la tuya. Una vez me dijiste “gracias por ser” es mi turno de devolverle el cumplido buen amigo.
Todo hay que reconocerlo, lo bueno y lo malo. Y después de tanto y después de escribir sobre tantos, es justo que le escriba al único que me ha escogido siempre. Esto trata de la importancia que tienes para mí, de la forma en que afectas mi vida por eso el tono egocéntrico. Prometo que cuando mueras leeré un lindo discurso sencillo que solo hable de tus virtudes y tu trato con el resto de los mortales. Lo que si debo decir es que no existe en toda la cristiandad sonrisa más dulce que la tuya. Una vez me dijiste “gracias por ser” es mi turno de devolverle el cumplido buen amigo.