martes, febrero 12, 2008

No fueron tus pasos, sino el pasar de los años.



Con el pasar de estos últimos años no me he vuelto una mujer sabia, no soy mas alta, ni siquiera mis uñas son mas larga por esa manía de comérmelas. Y si algo he aprendido, es solo sobre cosas que disfrutas pero que no deseas conocer. (Soy la envoltura de tu helado favorito, lámeme) Nada ha representado un gran cambio, y aun así somos tan distintos. Yo que no te recordaba, te daba por perdido en algún recoveco de la memoria, en un viejo camino que serpentea y se pierde en el pasado. Y a pesar del olvido, te guardaba intacto como testimonio de los buenos tiempos, impecable, como lo que se espera retomar el algún momento y ser todos una vez más los que éramos. Pero te vi.

Caminé tan lento como dieron mis pies, para que pudieses alcanzarme. Esperé. Y la brisa fría trajo en un momento los cuatrocientos cincuenta y cinco días que llevo esperando. (Imagínate un golpe de puño cerrado en la nariz) Me levanté y corrí, corrí tan rápido como pude para alejarme de ti aunque tan lejos estuvieses. Posiblemente sea tiempo de que me detenga en todo este girar sin sentido, ya casi termina la resaca y el mareo. Por fin todo está retornando a su color y su lugar real, quizás es que ya tengo los cojones que necesito para decirte adiós. Tengo un romance con un recuerdo…



y si algun dia nos encontramos de nuevo, tendrás que disculparme si no te reconozco, es que he cambiado mucho....